No me gustaría banalizar cuando digo que no había droga o psicotrópico que Ozzy no hubiera tocado. Ozzy era el verdadero ejemplo de la sinfonía de la destrucción. Si no habéis leído “I´m Ozzy”, os recomiendo totalmente que lo hagáis y entonces sabréis el porqué lo digo. Ozzy no le hizo falta poner su vida en un reality, puesto que ya su propia vida daba para muchos culebrones y letras dentro de las páginas de la prensa rosa. Pero lejos de todo ello, lejos de todos los focos mediáticos, es una persona que se reinventó a sí mismo para no caer en el olvido. Dentro de sus tiempos más bajos. De allí que su esposa Sharon lo devolviera a los grandes eventos con el festival Ozzfest. El cual le sacaría de una de las épocas más bajas que tuvo dentro de su carrera profesional.
Ozzy tenía un gran oído para señalar a los componentes que le acompañarían dentro de su carrera en solitario. Bernie Tormé (1982); Brad Gillis (1982); Jake E. Lee (1983-1987); Joe Holmes (1995-2000); Jerry Cantrell (2005) y Gus G (2009-2017). Muchos de los grandes guitarristas del Hard Rock tocaron con Ozzy; pero me acuerdo que a últimos de los años ochenta, lamentara que los guitarristas ya no hacían música, solo hacía ruido. De ahí se encontró a Zack Wylde, entrando en la banda con el álbum No Rest for the Wicked y teniendo su momento más álgido con el álbum No more tears.
Pero si hubo un guitarrista que le depósito el riff perfecto, el que definiría toda la carrera musical del Madman sería el añorado Randy Rhoads. Era muy pequeño, pero su valor musical era inmensurable. La persona que mejor entendió la locura de Ozzy y que nos dejó con tantas cosas por decir.

Cuando la terrible enfermedad del párkinson le privó de los escenarios. Ozzy ofreció dos de sus mejores álbumes en estudio. Dio esa rabia que contenía por no poder mostrarse una vez más encima de un escenario. Le dio la oportunidad, esta vez sí, de subir con la formación original para despedirse para siempre. Con lo bueno de todo los que demostró y la peor situación en la que se encontraba. Más allá de todas sus leyendas, la cuales volveremos a leer en un nuevo libro. Más allá de sus escándalos o de su locura, prevalece su música, esa que le hizo ser un cantante que sobresale de todo el resto de cantantes. Ozzy en su voz tenía un gran don que supo aprovechar y que lo hizo llegar hasta donde llegó. Falleció la persona, pero su voz y su obra siempre le harán ser inmortal.
Gracias por todo y que la tierra le sea leve... Querido Ozzy Osbourne.
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